Valencia, 04 de agosto de 2016
Los doctores Antonio Cano y Rafael Tabares Seisdedos, investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico INCLIVA, han liderado un consorcio de especialistas que ha publicado un documento de consenso, ”position paper”, sobre los rasgos más importantes del deterioro cognitivo leve.
El grupo constituye la sección dedicada al deterioro cognitivo en el grupo de acción de fragilidad en el Partenariado Europeo para la Innovación en el Envejecimiento Activo Saludable (http://ec.europa.eu/health/ageing/innovation/index_es.htm), una iniciativa de la Comisión Europea que persigue alargar dos años la expectativa de vida y la calidad de la misma de los europeos en 2020.
Antonio Cano, uno de los responsables del trabajo, jefe del servicio de Ginecología del Hospital Clínico de Valencia, catedrático de la Universitat de Valencia, y coordinador del Grupo de Investigación en Salud de la Mujer de INCLIVA, explica que “el envejecimiento saludable pasa por reducir al máximo las deficiencias de distintos sistemas, y uno de los más importantes es la capacidad cognitiva. Las fases finales de su deterioro se identifican, principalmente, con el Alzheimer en sus distintas formas. Como en los déficits de otras áreas, la cognición progresa de acuerdo a una serie de fases, donde una primera consiste en distintos tipos de disfunciones, que se detectan por el propio individuo o sus familiares, y que se denomina de varias formas, aunque una muy utilizada es el deterioro cognitivo leve”.
Añade Cano que se trata de un nivel de deterioro que “llama la atención porque es notoriamente mayor de lo esperable para la edad y nivel de educación de la persona”. Además, continúa, “puede afectar a distintas formas de la capacidad cognitiva, como la memoria u otras, en una magnitud que, insiste, llama la atención en el interesado o en su círculo cercano. Por ejemplo, olvido repetido de acontecimientos importantes, dificultad para recordar el flujo de un libro recientemente leído, de una película recién vista, o una tendencia persistente a colocar erróneamente objetos de su entorno habitual”.
Según el Dr. Cano, “lo importante de esta primera fase, además de ser una antesala a problemas más serios asociados frecuentemente con la dependencia, es que la evidencia disponible muestra que en este primer estadio puede ser revertida, si bien hay todavía debate sobre este punto”. “Los hábitos saludables de vida (actividad física, ejercicio intelectual, etc..), añade, están siendo investigados como una opción.”
El consorcio concluye que, hay un obvio interés en identificar la disfunción neurológica temprana con instrumentos fiables y en conocer adecuadamente las estrategias de más éxito en esta contención, o si posible, incluso reversión.