En este sentido, señalan que para satisfacer las necesidades energéticas actuales es «vital» poder desarrollar sistemas de generación de energía económicos e inteligentes, que sean capaces de responder a estímulos externos (presión, fricción, flujo de un líquido, temperatura, etc.), así como crear sistemas de almacenamiento de energía con mayores capacidades y funciones hechas a medida (deformables, respuesta a un estímulo, sensores, etc.).
Cómo se ha aplicado el grafeno
Los materiales grafénicos utilizados en los nuevos desarrollos han sido caracterizados mediante técnicas analíticas, espectroscópicas y de microscopia para conocer sus características fisicoquímicas, composición y morfología. De esta forma, explican desde el ITE, se tiene un análisis de la “huella dactilar” del grafeno antes de ser integrado en el dispositivo.
Además, también se han llevado a cabo ensayos de estabilidad térmica mediante la caracterización del material. Paralelamente, se han llevado a cabo trabajos de deposición de películas finas y transparentes de estos materiales sobre sustratos arbitrarios, que actuaran como sensor, evaluando su uniformidad y conductividad eléctrica.
De igual forma, se han integrado estos grafenos en las composiciones de electrodos para baterías, optimizando el proceso de preparación y estudiando sus proporciones más adecuadas, en busca de aplicaciones próximas al mercado.
El ITE cuenta, desde hace años, con una línea de investigación centrada en el desarrollo de materiales poliméricos y carbonosos aplicados al desarrollo de sistemas de generación y almacenamiento energético. «Con el empleo de un nanomaterial novedoso con extraordinarias propiedades como es el grafeno, se pretende dar un paso más en la mejora de este tipo de dispositivos», puntualizan.La investigación, financiada a través de las ayudas Torres Quevedo (REF: PTQ-17-09497), se enmarca en el Programa Estatal de Promoción del Talento y su Empleabilidad del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
Fuente: innovadores.larazon.es