Artículo de María Climent publicado en EL Mundo el 7 enero de 2016
«Parece paradójico: fabricar lo nano en masa. Pero es un avance mundial. Las cinco (de momento) patentes internacionales de la empresa española Bioinicia así lo demuestran. Su maquinaria consigue, por primera vez, producir nanofibras de casi cualquier polímero a escala industrial. También nanocápsulas. Un avance que incluso abre este tipo de productos a nuevos sectores que hasta ahora no podían aprovechar sus ventajas, por ejemplo, el biomédico, el farmacéutico, el cosmético y el alimentario. Todo gracias a una tecnología con un nombre muy largo, la electrohidrodinámica.
José María Lagarón estaba harto de que buena parte de los avances que se producían dentro del grupo de investigación del CSIC (IATA) que dirige no pudieran ser aprovechados por la industria. La tecnología electrohidrodinámica, con un par de décadas de vida, estaba atada al ámbito científico. «Nadie la comercializaba porque no se podía escalar con control», apunta. En 2012, junto a Hipólito Montejado y Lars Markwot, creó Bionicia en Valencia con la misión de sacarla del cajón. (…)
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