Noticia publicada en La Razón – 01.08.22
Cada año se generan en Europa unos 100 millones de toneladas de restos orgánicos. Una oportunidad para nuevos modelos de negocio que ayuden a transformarlos en biocombustibles avanzados que contribuyan a la descarbonización
Quizá no seamos del todo conscientes, pero cuando paramos a repostar en una estación de servicio, una parte de lo que entra en nuestro depósito de gasolina o diésel es biocombustible de origen no fósil. Además, un porcentaje de esa fracción de biocombustible se obtiene a partir de residuos. Los llamados biocombustibles avanzados se pueden producir a partir de los restos orgánicos domésticos, de los residuos agrícolas o, incluso del papel y cartón residual. El potencial que esconde “nuestra basura” es enorme. Basta pensar que en Europa cada año se generan 100 millones de toneladas sólo de residuos orgánicos. “De esta cantidad actualmente solo un tercio se está valorizando. Por tanto, hay una gran oportunidad en estos residuos para la obtención de biocombustible de baja huella de carbono, que, además evitan utilizar materias primas de cultivos (como los cereales para producir bioetanol) que compiten con el mercado alimentario”, explica Caterina Coll, CEO de Perseo Biotechnology.
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Fuente: La Razón.