Genotipia nació para formar y mantener actualizado a los profesionales sanitarios sobre genética médica y medicina de precisión y de cómo su aplicación impacta positivamente en la prevención, diagnóstico y tratamiento de los pacientes y sus familiares. También cuenta con una parte de actualidad, además de un blog para estudiantes que se quieren formar e incluso para pacientes y familiares que demandan y necesitan más información.
Detrás de esta iniciativa divulgadora, se encuentra Loreto Crespo, cofundadora y CEO de Genotipia, que acaba de recibir el premio Talento Joven 2023 en la categoría de Ciencia, pero reconoce que el camino no ha sido sencillo, muestra sin pudor sus debilidades, lanza sin dudar sus reivindicaciones y señala los retos a los que se enfrenta la ciencia y la investigación. Entre otros, precisamente, potenciar y dar más valor a la divulgación.
- ¿Qué ha supuesto para ti recibir un reconocimiento como este?
A priori, lo que más ha supuesto es reconocimiento y orgullo. Una sensación de decir que a lo mejor lo que estoy haciendo sí que es importante y gente que no es de tu entorno te da un reconocimiento así. Y te da visibilidad. Esto da visibilidad y esto te permite abrir puertas y te da la posibilidad de contar tu proyecto a gente importante. Y una parte más emocional, esa palmadita en la espalda a los que emprendemos. Y visibilidad y la posibilidad de que se te abran puertas que de otra manera seria difícil.
- ¿Cómo nació la idea de fundar Genotipia?
Nació cuando acabé la carrera. Conocí a Manuel Pérez, expresidente de Bioval, y cuando hablé con él me dijo que le ayudara con algunas cosas, me puse a trabajar con él y me contó que había un ‘gap’ entre los médicos y los especialistas en genética y que hacia falta algo de formación y divulgación en este sentido. Vimos que había mucho interés y mucho desconocimiento y empezamos a organizar cursos y, más adelante, el canal de noticias, que es hoy en día una referencia.
- ¿Crees que la ciencia y la divulgación científica y la sociedad están demasiado alejados? ¿Cómo se puede reducir esa separación?
La ciencia de empresa está alejada, pero cada vez está mas cerca. Pero la ciencia sí está alejada de la sociedad. El sistema está hecho para que se valore en función de los artículos que publicas en revistas científicas. Y entiendo que los investigadores estén centrados en eso, porque lo necesitan para lograr fondos y entonces no compensa la divulgación.
Pero cada vez se está fomentando más dar más peso a la divulgación. Por ejemplo, el Hospital La Fe está trabajando en un proyecto en este sentido, en el que implicar a científicos, empresarios y ciudadanos. Poco a poco se van creando iniciativas y es verdad que gracias a la covid se ha visto la necesidad de que el ciudadano esté informado. Por su propio interés, porque hay muchísimo bulo y es necesaria esa información. Hace falta que los científicos también sean divulgadores.
- ¿Cuáles han sido los principales retos que has afrontado como emprendedora y como empresaria?
El principal ha sido confiar en mí y el síndrome de la impostora. A mi se me juntó ser mujer y joven. Sí que es verdad que si hubiera sido hombre y no tan joven igual hubiera sido más fácil no hacerme pequeña en reuniones y determinadas situaciones.
Otro reto ha sido que la gente entendiera dónde me metía, porque otros compañeros están en farmacéuticas y grandes empresas y costaba que se entendiera que es tan importante hacer ciencia como enseñar a hacerla.
Otro reto ha sido que la jerarquía nunca me ha gustado. Hay momentos en los que hay que posicionarse como jefa y no me gusta, me cuesta entender que la máxima responsable soy yo y que tengo que actuar en consecuencia. Faltan muchos referentes en puestos directivos y en dirección de empresas y vas a reuniones y todo son hombres. Y eso, a veces, impresiona.
- ¿Qué pueden hacer las Administraciones para dar más apoyo a la investigación y la ciencia?
Hay muchas tramas burocráticas que muchas veces no son necesarias. Hay tantos papeles absurdos que te quitan muchísimo tiempo… La gente acaba renunciando. Hay muchísimo dinero público que se deja sin utilizar porque el camino hasta llegar a él es complicadísimo, porque no hay suficiente información. Qué ayudas hay, cómo beneficiarse, personas que te ayuden cuando te encuentras problemas… Dinero hay. Ahora hay más ayudas, pero es difícil acceder.
- ¿Qué papel juega Bioval en este sentido? ¿Cuál es vuestra contribución?
Es un catalizador para ayudar a los científicos a que se enteren de las ayudas que salen, de la importancia del networking, reuniones con gente que está pasando por lo mismo que tú, muchísimas sinergias entre empresas… Por ejemplo, los Perte necesitan que varias empresas se unan para poder optar a ellos.
El papel de asociaciones como Bioval es de conectores de gente que está en el sector, de gente que no está en el sector pero es necesaria, como proveedores, y la ayuda al acceso a ayudas que a veces son muy técnicas. Y también visibilidad, porque ayuda salir en una nota de prensa o en los medios y eso acaba teniendo frutos.
- ¿Qué le dirías a un o una joven que se está planteando estudiar una carrera científica y que ve tantas noticias negativas sobre las dificultades del mundo de la investigación y la ciencia?
Les diría que, si lo tienen claro, no dudan y es lo que quieren hacer, adelante. Y cuando tienes valles, eso te ayuda a seguir adelante. Pero yo racionalizaría esa elección. Si tienen una vocación clara, perfecto. Pero yo no la tenía. Y en los momentos duros lo podría haber pasado muy mal si me hubiera dedicado a la investigación.
Primero, que piensen si hay algo que les guste claramente. Pero si dudan, que lo racionalicen y analicen si tiene salidas, si es la mejor elección… Si lo tienen claro, a muerte, pero hay que