Artículo de James L. Olds para El Mundo Innovadores
La biología es el motor de la innovación en la nueva bioeconomía global. Mucho de lo que aprendemos sobre la forma y función de los organismos vivos, los seres humanos incluidos, así como las interacciones entre los organismos y sus entornos, es el resultado de los avances recientes en la investigación genómica. Estos avances se aúpan en desarrollos tecnológicos que han reducido el coste de la secuencia del ADN a una fracción de lo que era: hace 14 años secuenciar el genoma costaba unos 100 millones de dólares estadounidenses. Ahora, cuesta unos 1.000 dólares estadounidenses. Con el apoyo a la investigación básica de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos y otras agencias federales de Estados Unidos, la tecnología de nanoporos, que se usa en aislamientos térmicos avanzados en productos como contenedores de barcos, pilas de combustible y electrónica, está revolucionando la biología molecular y la medicina.
Los nanoporos son poros a escala nanométrica, sobre una membrana sólida o chip. Los nanoporos de silicio de entre 1,5 y 5 nm pueden detectar y caracterizar rápidamente las biomoléculas, haciéndolas aptas para secuencias de ADN. El reto ha sido desarrollar tecnologías asequibles para fabricar nanoporos de este tamaño. Los investigadores, con fondos de la Fundación Nacional de Ciencias, están intentando desarrollar y entender los materiales, herramientas, tecnologías y técnicas que lo posibilitan.
La secuenciación del genoma humano a coste bajo tendría grandes implicaciones.
Esta tecnología está allanando el camino a la medicina personalizada, y permitirá que los investigadores y profesionales médicos entiendan mejor la salud y la enfermedad en las personas.
La Fundación Nacional para la Ciencia apoya otras líneas de investigación que podrían hacer que progrese la medicina preventiva y personalizada, como el programa Salud conectada e inteligente, financiado al alimón por los institutos nacionales de salud de Estados Unidos. El desarrollo en estas áreas de la ciencia básica demuestran los beneficios de apoyar un trabajo colaborativo e interdisciplinar entre los ámbitos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
James L. Olds es Director Adjunto en la Fundación Nacional para la Ciencia (NSF) de Estados Unidos y experto de la Fundación Innovación Bankinter.
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