Entrevista realizada por Estefanía Pastor a Don Enrique Alborch para Valencia Plaza.
14/05/2017 – VALÉNCIA. El Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) empieza a coger velocidad de crucero. Con Enrique Alborch al frente, se han acometido los cambios necesarios que pongan las bases para el camino a la excelencia. Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid y catedrático emérito de Fisiología de la Universitat de València, el gerente del CIPF es autor de más de un centenar de publicaciones en revistas científicas y libros sobre circulación cerebral. Ha participado en una treintena de proyectos de investigación, ha dirigido 21 tesis doctorales y es revisor experto de diferentes revistas científicas internacionales. Ahora es el encargado de dirigir un centro, situado justo al lado del Ocenoagràfic, que ha sufrido mucho en estos últimos años por los recortes y la falta de una planificación investigadora correcta.
¿Cuál es el pasado del Centro de Investigación Príncipe Felipe?
Los antecedentes del Príncipe Felipe hay que remontarlos al Instituto de Investigaciones Citológicas. En los años 90, la Caja de Ahorros de Valencia decide dejar de participar en el instituto y la Conselleria de Sanidad se plantea quedárselo. Nos pide a cuatro científicos que hagamos un estudio y decidamos si vale la pena mantenerlo.
La opinión nuestra es que vale la pena y entonces la Generalitat Valenciana, a través de Sanidad, se implica en el instituto y ahora el centro es una fundación privada adscrita a la Conselleria de Sanidad. El centro, con cada cambio, ha tenido una denominación difente. También se ha llamado Fundación Valenciana de Investigaciones Biomédicas y desde que se construyó el edificio en el que estamos, es Fundación Valenciana de Investigaciones Biomédicas – Centro de Investigación Príncipe Felipe.
¿Qué piensa cuando recibe la propuesta de ser director?
València no es una ciudad demasiado grande. Los que llevamos viviendo toda la vida nos la conocemos a distintos niveles. Yo, como científico, el Centro Príncipe Felipe lo conocía y sabía cuáles eran los aspectos positivos y cuáles eran los menos positivos. Cuando me lo propuso la consellera Carmen Montón le dije que necesitaba un tiempo para realizar un planteamiento personal y un planteamiento de centro de investigación y presentárselo antes de decidir.
Queríamos darle un nuevo impulso y para eso era necesario realizar cambios tanto en los planteamientos científicos como económicos. Estuvieron de acuerdo con el plan. Asumí la dirección pensando que es un reto, donde debía ir todo a mejor porque el centro ha tenido numerosos altibajos. Es un reto en una etapa de mi vida profesional que de alguna forma es el final. El Príncipe Felipe es el final de mi vida profesional y tengo puesta la ilusión y la confianza de que se le puede dar y le estamos dando un nuevo impulso y de que va a ser un centro de excelencia en un plazo razonable.
Lo que tardemos en llegar dependerá, entre otras circunstancias, de la posible incorporación de científicos extranjeros. Lo importante es que haya un nuevo impulso y que se vea que están produciendo cambios, que está en progresión. Estamos consiguiendo cosas, no hemos llegado todavía, y tampoco lo haremos a finales de 2017.
¿Es o fue el Centro Príncipe Felipe una referencia internacional?
Todavía no. Esto es un proceso. Yo diferenciaría lo que es ser un referente a nivel de producción científica y lo que es ser un referente en base a promocionar un nombre. Cuando se construyó el Centro Príncipe Felipe se hizo como el buque insignia de la Comunitat Valenciana, lo más de lo más en todos los sentidos. Tenía que ser el primero en España. Pero eso hay que llevarlo a la práctica. Ahí es donde se falló. La idea y la creación me parece muy buena pero el planteamiento no lo fue.
Cuando llega, ¿qué cambios ve necesario acometer?
Lo primero que hicimos fue plantear los objetivos estratégicos del centro: una dirección científica definida con planteamiento sólidos uniendo las líneas de investigación del centro en tres o cuatro programas en los que el centro pueda ser un referente. Cuando me plantearon la dirección, la impresión que tenía es que cuando preguntaba qué hacía el Centro Príncipe Felipe la gente decía muchas cosas, pero no se destacaba en nada.
El segundo objetivo es que la investigación que se hiciera fuera más translacional. Esto quiere decir que queremos trasladar los conocimientos que generamos a la clínica, para mejorar la salud de los ciudadanos, o al sistema productivo en forma de resultados explotables. El tercer objetivo es la mejora de la interconexión entre los grupos del centro. Por ejemplo, hemos implementado una convocatoria de ayudas desde el propio centro para proyectos de investigación colaborativos entre los grupos del centro. El cuarto objetivo es que hubiera una mayor aproximación entre los grupos del centro y las instituciones de nuestro entorno donde se hace ciencia e investigación biomédica como universidades y hospitales con unidades mixtas.
Cuando establecimos los objetivos estratégicos del centro llamamos al comité científico asesor externo del centro, que está constituido por cinco científico reconocidos, entre ellos valencianos que han estado en Londres o en Cambridge. En el informe tras la visita, el comité entendía que los objetivos eran considerados adecuados y pertinentes y les hacía ser optimistas con el centro. A partir de ahí iniciamos la implementación del plan estratégico.
¿Qué se ha hecho durante 2016?
Durante el año nos hemos centrado en dos actuaciones, por un lado la reestructuración de la actividad científica del centro y por otro lado establecer acuerdos con centros de nuestro entorno. De los cuatro programas de investigación, dos de ellos tienen una orientación más básica en relación con las bases moleculares y celulares de patología humana como el cáncer, la diabetes, enfermedades raras.
El segundo con la investigación sobre la inflamación y el deterioro neurológico, sobre todo desde el punto de vista en la hiperamonemia y de los efectos del alcohol en la fase prenatal.
Una de la características importantes del Príncipe Felipe es la investigación básica ya que no se hace en otras instituciones como puedan ser los hospitales. De los otros dos programas, está por una parte el de nuevas tecnologías en la información biomédica y por otro el de terapias avanzadas.
La segunda actuación que emprendimos fue crear unidades mixtas en las que un grupo del Centro Príncipe Felipe junto con otra institución llegamos a acuerdos para desarrollar investigaciones comunes. Esto en ciencia es muy importante. El establecer sinergias permite aumentar la masa crítica y mejora la calidad de proyectos, la producción científica y la captación de recursos. En 2016 formalizamos seis unidades mixtas. De las seis unidades cuatro están relacionadas con hospitales, con La Fe y el Incliva. Y luego una con la UV y otra con la UPV. Ahora estamos en conversaciones con la Universidad de Cambridge porque no nos limitamos al nivel local y nacional.
¿Hay unidades mixtas con universidades privadas?
Con la Universidad Católica hemos renovado la unidad mixta. Finalizaba en diciembre del año pasado, y la hemos renovado con una serie de condiciones dentro del ámbito científico. La dirección científica la debe asumir una persona con una relevancia científica, tenemos que tener un proyecto, unas condiciones económicas y unos resultados científicos.
Pero no descartan a las universidades privadas.
No hay ningún veto, lo que ocurre es que tiene que interesar al centro la investigación. La finalidad que tienen las unidades mixtas es reforzar los programas que tiene el centro, no se trata de traerme al primero que pasa. Tenemos que buscar a gente que está trabajando en lo que hacemos nosotros y estamos abiertos tanto a la universidad pública como a la privada.
No obstante, en este momento más con las universidades públicas dado el carácter público del centro y porque en general la actividad científica que desarrollan las universidades públicas es mayor a la que desarrollan las privadas.
¿Fue en 2005 el continente demasiado pretencioso?
A mí, desde el punto de vista de la construcción, no me parece mal. Es más cuestionable si debía albergar todo lo que se diseñó. Siempre es deseable hacer un centro muy bueno, lo difícil es planear qué se va a hacer y eso es lo que no se hizo desde el punto de vista científico. En Valencia no estamos excesivamente dotados de centros de investigación, por lo tanto que se hiciera una apuesta en un centro de biomedicina a mí me parece muy bien, otra cosa es en lo que devino. Algunos piensan que el centro es demasiado ostentoso pero estaba en relación con que había dinero y se podía hacer.
En 2011 se hizo el ERE, ¿cuántas personas había y cuántas hay ahora?
En este momento somos 149 personas de los cuales el 50% son investigadores y el 33% son técnicos, con lo cual la suma supone el 83% del personal existente en el centro mientras que el 17% es personal de apoyo. De este personal hay que destacar que el 35% son hombres y el 65% son mujeres y la mayoría de directores de grupos de investigación son mujeres.
El punto de inflexión del centro se produjo en el año 2011 como consecuencia del ERE debido a una infrafinanciación drástica mal planificada, que fue lo que hundió al centro. Eso lo hicieron los mismos que lo había creado, es difícil de entender. Eso originó el cierre de 12 grupos de investigación, el despido de 113 personas, 94 de las cuales eran personal investigador y técnico. Y la modificación sustancial de las condiciones laborales que no fueron despedidos. Esto todavía no está solucionado a día de hoy, lo tenemos presente en el centro. El 40% del personal que había fue despedido, una barbaridad.
¿Estaba el recorte justificado?
Coincidió con dos cosas. Por un lado, el centro tenía una doble financiación. De la Generalitat y del centro Carlos III. Coincidió en que la Generalitat disminuyó de manera drástica el presupuesto. Si lo haces debe ser de manera planificada. Lo que no puedes hacer es decir en junio que el año que viene vas a dar la mitad. Eso coincidió con que el Instituto de Salud Carlos III, con la que habían acordado una financiación durante un tiempo determinado de medicina regenerativa, dejó de proporcionar la ayuda.
Esas líneas que se cerraron, ¿se fueron a otros centros?
Los investigadores lo que queremos siempre es seguir haciendo nuestro trabajo. Cuando tienes dificultades en un sitio lo que intentas es buscar la solución. Yo diría que gran parte de los investigadores que tuvieron que abandonar el centro encontraron su sitio de trabajo en otras instituciones dentro de Valencia, otros en centros nacionales y algunos en centros internacionales.
¿Repercutió esto a nivel de imagen?
– Yo diría que en la parte nacional. De hecho, en estos momentos tú entras en la página web del centro y siguen apareciendo noticias muy destacadas con titulares de ‘Así se hundió el centro de investigación’, ‘¿Cómo se llegó…’, tuvo una repercusión y la sigue teniendo porque esas noticias no han desaparecido.
¿Esto influye a nivel operativo cuando se quiere realizar acuerdos con otros centros?
No. Cuando hablamos de ciencia con científicos nos olvidamos del pasado. En este momento, los científicos saben el cambio que estamos produciendo, saben los programas en los que están, saben los proyectos europeos y nacionales en los que estamos metidos y no se tiene en cuenta el pasado, solo el presente. Hay gran expectativa por el futuro que se augura.
Hablaba hace unos días de fichar científicos internacionales.
Una de las cosas que pensamos implementar en 2017 es la incorporación de grupos al centro de investigación que deben estar liderados por un científico. Hay muchos científicos nacionales y valencianos, que están trabajando en otros países y que a lo mejor querrían venir a nuestro país.
Es darles la posibilidad de que retornen a un centro donde se trabaja en ciencia y las relaciones internacionales las potenciamos de esta manera. Pero claro, hay que tener en cuenta que lo que se busca es implementar la calidad científica y el rendimiento científico del centro, por lo tanto las personas que vengan deben tener una calidad científica contrastada. Que su nivel de publicaciones sea muy alto. Que sean grupos potentes y consolidados que refuercen nuestros programas. Estamos en conversaciones con diferentes grupos pero estamos condicionados por los presupuestos.
¿Qué descubrimientos se han realizado recientemente en el Príncipe Felipe?
Hemos desarrollado un sistema para transportar mejor hasta el cerebro los fármacos para tratar el Alzheimer. Hemos realizado investigaciones sobre los efectos de neurotóxicos en el sistema nervioso de productos químicos en los niños. Hemos descubierto biomarcadores en cáncer de pulmón y colon que facilitan establecer el diagnóstico en estos procesos. Hemos desarrollado un medicamento para tratar una enfermedad rara. Hemos realizado estudios a largo plazo por el consumo de alcohol en la adolescencia.
¿Cuando llegó encontró a la gente desmotivada?
Se nota. La percepción no es solamente mía. Cuando me reúno con la gente del centro y con el comité de empresa la percepción es distinta. La motivación es mayor. El pensar que estamos saliendo es evidente. Pero incluso gente que conoce el centro pero que no está ubicada en él, es que vale la pena hacerlo.
¿Cómo se financia el centro?
Con la aportación de la Generalitat, con la generación de recursos a partir de proyectos que presentan los investigadores del centro en convocatorias competitivas nacionales e internacionales. El tercero es la generación de recursos por la utilización de las plataformas tecnológicas, que están a disposición de toda la comunidad científica y las donaciones y subvenciones a través de fundaciones sin ánimo de lucro como las de familiares de pacientes con enfermedades raras o fundaciones como Bancaja. Pero también es importante optimizar el rendimiento. No es solo tener más sino gastar mejor.
Lo que llevamos a cabo en el centro es establecer unos marcos de comportamiento alrededor de las circunstancias científicas, económicas y de contratación que se llevan a cabo en el centro. Que ese marco sea para todos los investigadores y que las decisiones que se tomen desde la dirección no puedan responder a una mayor o menor simpatía con el investigador . De esta manera, todo el mundo debe tener claro cuáles son las expectativas respecto a las propuestas que puedan hacer y que no vaya a ser diferente porque venga uno u otro investigador.
¿Tienen empresas en las instalaciones?
-Esto es un centro de investigación biomédica y lo ideal es que eso es lo que se haga. Mientras que la situación no permita que todos los espacios del centro estén ocupados por trabajadores que se dedican a la investigación, me parece razonable alquilar los espacios pero teniendo en cuenta dos circunstancias. La primera que deben de tener una actividad investigadora y a ser posible relacionada con las actividades del centro y luego que tienen que pagar a precio de mercado, algo que no pasaba hasta ahora. Que sea un biopolo no es un ideal. Esto es un centro con una infraestructura muy potente.
Aquí no puede venir una empresa a montar ordenadores y había una empresa cuya finalidad era eso. Cuando tenía que renovar les dijimos que no era necesario que estuviera aquí, que podían montarlo en Fuente del Jarro, por ejemplo. Mi idea cuando hablo con las empresas es que ellos tienen que hacer investigación con el centro Príncipe Felipe para estar aquí.
¿Debería ser mayor el presupuesto de la Generalitat?
Yo creo que en este momento hay que ir paso a paso. Este año la Generalitat ha incrementado un 6,5% el presupuesto del centro hasta pasar los cuatro millones. A largo plazo no es suficiente pero yo tampoco puedo pretender en un año contratar a 20 personas.
¿El centro tiene deudas?
El centro tenía un préstamo que lo teníamos con un banco pero con las transferencias del FLA establecimos un acuerdo con la Generalitat que la asumía y ahora se lo debemos a la Generalitat, con lo cual podemos negociar con ellos de manera diferente a la de un banco.
¿Es más lógica ahora la estrategia de investigación?
Cuando a mí me plantearon asumir la dirección del Príncipe Felipe, una de las cosas que comenté es que si la Conselleria tenía unas instituciones dependientes que todas las investigaciones de biomédica las coordináramos desde aquí. No tiene sentido que yo trabaje de forma diferente al Hospital La Fe, al Clínico, a Fisabio.
Tenemos que establecer una colaboración en torno a los programas que se realicen en cada uno de los centros. Mientras no intentemos duplicar sino potenciar. No queramos luchar por conseguir un determinado aparato, por ejemplo, intentemos colaborar. Todos queremos hacer investigación con los mejores medios, pero hay que intentar buscar la mayor rentabilidad de esos medios.
Cuando se decida comprar un aparato nuevo, que se ubique donde se está haciendo la investigación pero que sea utilizable por todos los centros. Cuando ese tenga un rendimiento del 100% ya se comprará otro, lo que no se debe es comprar otro aparato porque yo ignoro lo que se está haciendo en otro sitio. Los directores de las cuatro fundaciones de Valencia tenemos reuniones periódicas con la conselleria, con la directora general y el subdirector general de Investigación, donde hacemos planteamientos comunes, globales, acerca de la investigación biomédica que depende de la conselleria.
Fuente: Valencia Plaza enlace.